Cristo es la luz y si somos llenos de él también nosotros somos luz. Nuestra vida necesita la llenura de Cristo para ser salvos y para recibir la vida eterna, y cuando esto es así en nuestra vida seremos muy diferentes al mundo, por eso es que naturalmente somos como la luz ante las tinieblas; somos instrumentos para que el mal sea disipado del mundo y de la humanidad a través del evangelio, así como la luz hace que las tinieblas desaparezcan.
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:14-16 RVR1960
Cada creyente en Cristo Jesús debe aprender a través de la Biblia el verdadero conocimiento de cómo debemos vivir la vida, el conocimiento de cómo disfrutar nuestro tiempo en este mundo terrenal, de cómo vivir gozosos, en paz, satisfechos y con la esperanza de la vida futura.
La verdad que el creyente conoce y vive, es la revelación del evangelio, el cual debe compartir en este mundo, porque quien no vive de acuerdo al evangelio está en tinieblas y está muerto en su pecado sin esperanza de la vida eterna.
El que vive en la luz, tiene todas las bendiciones de la salvación, pero también es instrumento de Dios para trasmitir a otros el medio que necesitan conocer para salvarse y vivir bien en este mundo. Podríamos decir, que la manifestación externa de tener las bendiciones celestiales y espirituales, es que en verdad seamos verdaderos siervos y siervas de Dios en este mundo, ya que la luz naturalmente alumbra en las tinieblas.
Los que poseemos la luz debemos compartirla, es decir, el mensaje que tenemos que dar, es sobre lo que hemos recibido por gracia; la salvación y la vida eterna mediante Cristo Jesús. Pero también, así como la luz es visible en las tinieblas, nuestras obras y conducta manifestarán la presencia del evangelio en nuestra vida. Quien tiene a Cristo en su vida naturalmente alumbra, ya que la verdadera luz que triunfa sobre las tinieblas es Cristo.