Todas las cosas suceden ya sea porque Dios así lo quiere y él lo hace, o porque alguien más las provoca, pero que divinamente le es permitido para los buenos propósitos de Dios.
«Quizá cuesta aceptar que las calamidades que vive la humanidad tengan que ver con Dios, lo cierto es, que él es el soberano que gobierna todo el universo y aún más allá, y que nada escapa de su voluntad, pues si algo sucede no está fuera de su poder.»
Si creemos que Dios soberanamente permite aun las cosas más difíciles que la humanidad pudiera enfrentar, en la soberanía de Dios también debe estar nuestra esperanza, porque si nada escapa de su poder, también podemos estar seguros, que él es el único que puede obrar para nuestro bien a pesar de las calamidades, y que incluso, encamina a estas para sus buenos propósitos en nuestras vidas. Dios tiene el poder para impedir cualquier cosa que venga a nuestra vida, pero tambièn puede fortalecernos para soportar lo que èl permita que nos alcance.
Dios es la fuente de todo el bien que nuestra vida necesita, por eso ante las circunstancias difíciles y que ni siquiera entendemos, debemos buscar su gracia la cual obra ante el pecado y ante las tribulaciones, para que seamos restaurados y fortalecidos, así también nuestra fe crece y la obra de Dios se va completando en nuestra vida a pesar de los malos acontecimientos. Dios conoce todas nuestras necesidades, pero nos ha dejado la oraciòn como el recurso con el que podemos buscar su ayuda en el nombre de Cristo, ya que esta es tambièn la manera de confesar que Cristo es nuestro ùnico medio para llegar a Dios.