
A pesar de los momentos difíciles que hemos vivido, con Cristo la victoria ha sido nuestra, ya que Dios no nos ha dejado solos, pues durante nuestra franqueza y debilidades ha sido nuestro sustento y escudo. Cuando la tristeza y el medio han querido controlarnos, el gozo de Cristo ha abundado y su presencia nos ha confortado.
«Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer,[a] diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová. Así fueron sometidos los filisteos, y no volvieron más a entrar en el territorio de Israel; y la mano de Jehová estuvo contra los filisteos todos los días de Samuel.” 1 Samuel 7:12-13
En nuestras pérdidas, y logros, hemos visto la mano de Dios, nos ha sostenido y nos ha prosperado, pues cuando hemos necesitado su fortaleza nos ha revestido de su poder y todas las cosas buenas que hemos recibido provienen de sus manos. En nuestro desacierto, y acierto, siempre nos ha asistido, ya que nos ha otorgado con prontitud el perdón y nos ha guiado por la senda correcta.Hoy debemos orar a Dios con mucho esmero, porque necesitamos que el vaya adelante de nosotros, las adversidades son muchas y las aflicciones nos hacen ver más estrecho nuestro entorno. Necesitamos la ayuda de Dios para poder vencer al maligno que nos sitia por doquier, sus trampas están en todas partes y por eso la protección de Dios es necesaria.Si somos indiferentes ante todos los recursos y medios espirituales que Dios ha provisto como su segura ayuda estaremos en una condición más vulnerable y seremos presa fácil para el maligno.Con total diligencia debemos esforzarnos en la gracia de Cristo, reconociendo que con él vamos siempre en victoria, y por lo mismo, siempre debemos reconocerlo y confesar que con su ayuda estaremos bien. Pongamos nuestra fe en Cristo y con mucho gozo diremos, que hasta aquí nos ha ayudado el Señor.