Debemos confiar siempre en Cristo, porque cada buen propósito para nuestra vida se cumple, y vendrá por nosotros porque vive y porque el quiere que vivamos con él eternamente. No sabemos qué sucederá mañana, pero si Cristo vive nosotros también viviremos.
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.” Apocalipsis 22:12-14 RVR1960
Cristo vendrá y no pasará por alto nuestras obras, porque, aunque no somos salvos por nuestras obras, sino por lo que él hizo en la cruz por nosotros, nuestra forma de vida hace visible el ejercicio de nuestra fe en él, es decir, nuestra vida cristiana debe ser la vida que vivamos como nuevas criaturas que hemos nacido en Cristo; vivimos por Cristo y para Cristo.
Así que, para nosotros, no debe ser terror saber, que todas nuestras obras están registradas por Cristo, pues nuestra confianza es en él y no en lo que nosotros hacemos, sin embargo, siempre debemos estar anhelando, que su nombre sea honrado y conocido con el testimonio de nuestra vida diaria.
El terror de que Cristo conoce nuestras obras y que vendrá de nuevo a la tierra debe ser para aquellos que no han creído en él, sino que han preferido seguir a satanás, lo tales van en camino de condenación y destrucción eterna.
Por eso es por lo que, para los creyentes, el retorno de Cristo a la tierra significa gozo y felicidad, porque, precisamente con Cristo viene nuestra gloria, es decir, todos los dones del cielo serán consumados en nuestras vidas, y todas las promesas serán cumplidas, así nuestra salvación y vida eterna serán consumadas. A esto es a lo que la Biblia se refiere por galardón.
Toda recompensa que Dios nos otorgará no es sobre la base de nuestras buenas obras o merecimientos, es sobre la base de su pura gracia, sin embargo, él honra nuestra fe y obras como respuestas a sus bondades. Pero debemos de ser claros, sin la gracia de Cristo, no tendríamos la mínima posibilidad de agradar a Dios con nuestras obras. Si Dios se agrada de nosotros, es porque él quiere agradecer, y porque ve nuestras obras a través de las justas obras de Cristo.
Los que no creen en Cristo, pongan ahora mismo su fe en él para ser salvos, y los que ya creemos, perseveremos en él, con la certeza de su eternidad y eternos propósitos, y de que cada día está más cerca su venida a la tierra, y con él nuestra gloria eterna.