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Llevando el evangelio a todas las naciones

Dios atiende la oración de quienes viven para su gloria

Dios atiende la oración de quienes viven para su gloria

Siempre debemos estar confiando y viviendo en la justicia de Cristo, es decir, debemos vivir para la gloria de Dios sobre la base del evangelio, creyendo que Cristo es nuestro salvador. Los justos no son los que nunca se equivocan, sino los que se arrepienten de su mal y procuran estar consagrados siempre para la gloria de Dios.

“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.” 1 Pedro 3:12 RVR1960

Nada escapa de la presencia de Dios y se goza con la vida de sus hijos cuando aprenden a vivir de manera correcta, cuando todo lo que hacen procuran hacerlo bajo las normas divinas, por lo mismo, Dios nos atiende conforme a la riqueza de su gloria, en cada una de nuestras necesidades. Así como Dios no pasa por alto cada una de nuestras obras, producto de nuestra fe en Cristo, tampoco deja pasar nuestras necesidades, ya que siempre nos suple en ellas.

Así como Dios se glorifica en la vida y con la vida de su pueblo, que lo reconoce como el Dios y a Cristo como salvador, por el poder del Espíritu Santo, también los mantiene bajo su cuidado, los vigila siempre para hacerlos vencedores del mal.

Así mismo Dios ve y no pasa por alto la vida de los que viven revelados contra él, los que viven sin temor, deshonrando su nombre y despreciando a Cristo. Este tipo de personas en lugar de disfrutar de Dios, su justicia se revela desde el cielo contra ellos.

Nada escapa de los ojos de Dios. Y nadie debe pensar que a Dios no le importa lo que hacemos. Por eso es por lo que los que viven para hacer lo malo, no tienen a Dios como amigo, sino como adversario. Sus oraciones no son escuchadas y aunque tengan bienes materiales, si no se arrepienten y viven sometidos a Dios y para su gloria en Cristo, se perderán junto con sus posesiones. Vivamos para Dios confiados que sus bondades y sus favores nunca nos faltarán.

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