Prestemos atención a Dios y viviremos

Dios siempre está llamando a nuestras vidas, a las ciudades y a las naciones, él quiere corregir nuestra vida y nuestro sendero. No importando a dónde nos encontremos hoy, debemos saber que siempre necesitamos de Dios, y que él siempre nos está llamando para suplir nuestras necesidades espirituales.

«El propósito del llamado es nuestra salvación, y este gesto de Dios es de amor y de misericordia aun cuando su disciplina nos sorprende. Así como un padre amoroso no quiere que el futuro de sus hijos sea triste y lamentable, Dios trata con nosotros, con el fin de que no nos perdamos, más bien, busca que participemos de sus bendiciones y de la salvación eterna.»

Debemos atender con prontitud la voz de Dios porque esto significa vida para nosotros. La voz de Dios guía, advierte, con su voz Dios creó el universo, por eso es por lo que en el obedecer su llamado está nuestra dicha. Por otra parte, también las acciones de Dios en nuestra vida, o todas las cosas que permite, es para que en todo lo veámos actuando en nuestra santificación. Hay momentos en los que Dios nos lleva a un proceso, y aunque nos resulte difícil soportar, él trata con nosotros, nos discípula y nos da la forma correcta.

Temer a Dios es el resultado de la sabiduría, y la sabiduría tiene que ver con vivir de manera correcta, lo cual implica una vida sujeta a Dios, obediente a su voluntad y siempre dispuesta para servirle. La persona que teme a Dios es dichosa, porque Dios nunca detiene su favor, sino que responde a sus hijos el clamor y nos ayuda en nuestras necesidades.

Cuando vivimos sabiamente es porque podemos entender que fuera de Dios nuestra vida no tiene ningún bien, y que el vivir con temor delante de Dios nos libra de la condenación eterna. Respondamos hoy a Dios tal y como quiere, no omitamos su voz y estaremos muy bien.

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