Cristo es el Señor soberano y salvador de nuestras vidas

Somos de Dios porque fuimos rescatados a través de Cristo y por la fe en él se nos dio la potestad de ser hijos Dios, lo cual significa que estamos bajo su provisión, protección y dirección. Satanás por más que lo intente no podrá romper la relación con Dios, porque Cristo es el que nos unió al Padre, y el maligno ya fue derrotado por él.

“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” 1 Juan 4:4 RVR1960

Le pertenecemos a Dios, lo cual nos hace diferentes a los que viven bajo el sistema de este mundo; diferentes en estilo y calidad de vida. Los hijos de Dios conocemos el gozo de la salvación, pero también debemos anhelar ser perfecto como nuestro Padre celestial lo es, es decir nuestra vida debe manifestar la imagen de Dios. Los que nacemos de nuevo en Cristo tenemos la imagen del que nos creó, por lo que ya no le pertenecemos a satanás, sino a Dios.

En la comunión con Dios debemos aprender y crecer en la verdad, lo cual implica permanecer siempre en el evangelio, retener la verdad de Dios revelada, ante las mentiras y la obra de satanás, ya que el maligno busca nuestra destrucción, y por lo mismo, intenta arrancar del corazón la palabra de Dios. Satanás no podrá contra el pueblo de Dios, no afectará nuestra fe si nos mantenemos en Cristo, porque fue Cristo quien ya lo venció y en Cristo nosotros también podemos resistir y vencerlo.

En convicción y devoción debemos reconocer y confesar que Cristo es nuestro Señor y salvador, porque esto es lo que nos da seguridad y salvación eterna; seguridad porque Cristo es soberano sobre todo lo creado y sobre el mal, todo está bajo su dominio y poder. Como salvador nos ha otorgado por su nombre y sacrificio la salvación y su seguridad eterna, es decir, nos ha salvado para siempre, de tal manera que nos ayudará a perseverar bajo cualquier circunstancia y nos hará vencedores hasta el final.

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