Por Cristo podemos estar ante Dios y ser bendecidos

Dios es el Todopoderoso, pero además su Nombre es Santo. Por ser lo que es y siendo nosotros lo que somos, no bebiera mirarnos con el amor con que nos mira, no nos debiera proveer como lo hace, ya que no somos dignos de recibir sus favores. Sin embargo, Dios por su infinita misericordia nos ha provisto a Cristo el salvador, pues con el mismo amor y propósito con que nos creó nos ha redimido para salvación.

“¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, Y justicia del Dios de salvación.” Salmos 24:3-5 RVR1960

Nadie quiere, ni puede genuinamente estar ante la presencia de Dios, si no le fuera dada la fe desde el cielo mismo. Sólo por los méritos de Cristo logrados en la cruz es que podemos estar ante Dios y hallar oportuno socorro. Somos recibidos por Dios y constituidos como sus hijos porque Cristo ha cubierto nuestros pecados y nos ha limpiado de nuestras maldades. Por esto mismo es que Dios puede recibir nuestra adoración y presta atención a nuestras oraciones.

Debemos reconocer la grandeza de Dios con la que ha afirmado los cielos y la tierra, pero también su benevolencia, porque hoy podemos ser renovados en Cristo, por él somos nuevas criaturas, de tal manera, que nuestras manos también son limpiadas y nuestro corazón es purificado. Así que, la condición espiritual de una persona hace necesario a Cristo, porque de lo contrario, nadie podría estar delante de Dios para recibir sus bendiciones, sino sólo juicio y condenación eterna.

Compartir