El que es bueno con lo que tiene recibe bien

Ser bondadosos dentro de las posibilidades que Dios nos ha dado a través de sus bendiciones nos permite sembrar para cosechar bendiciones futuras. Nunca es una pérdida compartir lo que tenemos con los que no tiene, pues esto tiene recompensa divina. Dios siempre da más cuando somos bueno administradores de lo que tenemos, y administrar las cosas con bondad nos asegura ganancias en el mañana.

“Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra.” Eclesiastés 11:1-2

Hay ganancias que no se pueden ver en el momento, incluso, no necesariamente nosotros las veremos, pero seguramente cuando compartimos el amor de Dios nuestras generaciones recibirán lo que nosotros echamos al agua, ya que las corrientes de un río siempre vuelven al mismo lugar. Esto significa que el bien que hagamos siempre nos alcanzará, llegarán a nuestros hijos, pues Dios nunca se olvida de la misericordia y del amor de su pueblo, de sus hijos que son buenos, tal y como el Padre celestial es bueno.

No importa cuánto se demore la recompensa de nuestro trabajo, pero debemos tener la certeza que el trabajo en la obra del Señor no es en vano. Es de sabios pensar en el sustento del futuro, y por esto mismo, debemos saber que ser buenos con las bendiciones que hemos recibido es la mejor forma de invertir para el sustento. Dios es dueño del oro y de la plata, el escudriña el corazón y discierne nuestros pensamientos, así que sabe cuáles son nuestras obras y con qué propósito las hacemos.

El que es de buen corazón seguramente será movido para dar únicamente por gratitud a Dios y por amor a su prójimo, es decir, no dará para que Dios le de más, pues reconociendo las bondades de Dios dará porque Dios ya le dio, pero indudablemente su obra tendrá una respuesta divina cargada de bendiciones.

Por otra parte, no debemos confiar en lo que hoy tenemos como bienes materiales, no debemos depender de ello, sino de Dios, y por esto mismo, tengamos en cuenta que mañana podemos ser nosotros los necesitados, y por eso mismo debemos tratar a los necesitados como queremos ser tratados. Así que, seamos buenos hoy con lo que tenemos y hallaremos el bien mañana en Dios.

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