El maligno ha sido derrotado pero aun enfrentamos su poder

Desde el principio se anunció la derrota de satanás y ahí mismo se dictó la sentencia puesto que estaría siempre en el polvo ante la soberanía y el poder de Dios, pero también en cuanto al proceso redentor de Cristo, ya que con su muerte nos dio la vida y los libertó del poder de satanás, quien nos había convertido en sus siervos pecando permanentemente contra Dios.
«Satanás siempre ha estado bajo el dominio de Dios, sin embargo, su poder nos había doblegado ya que reinaba en nuestros corazones y nos hacía cumplir su voluntad pecaminosa y destructora, sin embargo, cuando creemos que Cristo es el Señor y el salvador él toma el reinado espiritual en la vida ya que nos compró con su sangre y le pertenecemos para su gloria.»
Ahora somos libre del mal y vivimos por el bien y el para el bien, porque precisamente Cristo destruyó las obras del diablo y su victoria es definitiva al golpearlo en la cabeza, llevándolo hasta el polvo y lo exhibió públicamente venciéndolo en la cruz del calvario. Y es que cuando satanás pensaba que estaba acabando con Jesús, en el momento que aparentemente había logrado detener su ministerio, realmente Jesús estaba cumpliendo a la perfección su obra como el Cristo, pues su muerte era necesaria para darnos la vida.
Tengamos en cuenta que la enemistad de satanás contra Cristo se verá reflejada en la vida de su pueblo, pues por causa del evangelio vamos a sufrir los atropellos del mal. Pero también hay que considerar que fue el ser humano que dio cabida al diablo en el corazón y que nosotros hoy irresponsablemente, por descuidos o involuntariamente le damos paso en nuestra vida. Por eso debemos ser diligentes en la comunión con Dios y debemos enfrentar el mal con la fortaleza y el poder de Cristo, pues Cristo lo ha vencido y se ofrece a nosotros para que podamos enfrentarlo y para que podamos resistir hasta su derrota final.