El mensaje del evangelio es la buena noticia del perdón de nuestros pecados para salvación y vida eterna, por eso el mensaje central es que, “Cristo es el Señor y el salvador,” ya que venció todas las potestades de maldad y nos libró de estos poderes y maldiciones, para darnos un lugar en la gloria celestial constituyéndonos hijos de Dios.
“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.” Hechos 13:38-39 RVR1960
Ninguna religión o rito religioso puede quitar de nuestro ser el pecado, sino sólo Cristo, en su sangre somos lavados de todo pecado y maldad y por lo mismo quedamos libres de culpa y podemos sentir alivio en el alma. Nuestras obras nunca serán suficientes para cubrir las exigencias de la ley divida, por eso en la justicia de Cristo, quien si cumplió con la ley de Dios somos justificados, y en lugar de recibir el castigo por nuestros pecados, al haber sido ya pagado todo por la muerte de Cristo recibimos bendiciones eternas.
No importa cual es ahora nuestra condición espiritual, si venimos delante de Dios en arrepentimiento y con la fe en Cristo nos recibe, nacemos de nuevo y nos participa de una nueva naturaleza según Cristo, de esta manera comenzamos a disfrutar el gozo de la vida eterna, nos alejamos de la miseria, del dolor y de la muerte producto de la presencia del pecado en la vida humana. Por esto es que todos necesitamos del sacrificio de Cristo, y no importando quiénes seamos, Dios nos acepta al creer en Cristo y al recibirlo como salvador.