Posiblemente para muchos la ilusión de la navidad es ver un arbolito lleno de regalos, porque tal cosa produce alegría y expectativas sobre lo que se recibirá.
“En la navidad de Jesús, Dios nos ofreció un regalo el cual no es puesto en un arbolito sino en nuestros corazones, aunque antes estuvo en un humilde pesebre y expuesto en una rústica cruz, ya que el que quiera recibir este regalo deberá aceptarlo con humildad de corazón.”
El verdadero gozo, no lo encontramos en nuestras tradicionales y religiosas celebraciones navideñas, sino en Cristo, pues el deseo de Dios es que lo recibamos en nuestras vidas para ser salvos. Jesús quiso que recordamos su muerte, pues con ella nos quitó la culpa y la maldición. Esto mismo es lo que nos hace pensar que su nacimiento fue necesario, ya que sólo lo que nace puede morir.Que en esta navidad no miramos sólo un arbolito y sus luces, miremos el pesebre y alcemos nuestra mirada hasta la cruz para aceptar el glorioso regalo de Dios, de esta manera la ilusión de la navidad se convertirá en esperanza, y la alegría pasajera que se reduce a una fecha, se convertirá en el gozo eterno de nuestra salvación. “…he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” Lucas 2:10-11