No vivamos más esclavos del pecado

El pecado es el mal principal en la vida humana, es capaz de controlar los pensamientos, sentimientos, deseos e impulsa nuestro ser para hacer lo contrario a la voluntad de Dios y a sus buenos propósitos para nosotros.

“Si nuestra tendencia es siempre a pecar, necesitamos ser libertados en Cristo, pero aun cuando somos libertados debemos procurar nuestra santificación y fortaleza en él, porque es la única solución para este mal destructivo.”

Los que desprecian a Cristo jamás podrán superar el poder del mal y no serán libres de la maldición. Este tipo de personas son despiadadas; de manera deliberada viven para pecar, planean pecar y se gozan en dañar al prójimo y en blasfemar contra Dios. Sin embargo, nadie está en condiciones inalcanzables por el mal, así que todos debiéramos respaldarnos en Cristo proponiendo en nuestro corazón honrar su presencia y aceptar su gracia.La influencia de satanás y su deseo por matar y destruir hace que el ser humano sin Cristo se auto destruya al planear y ejecutar acciones que deshonran la imagen de Dios y todo lo que Dios ama. Por esta realidad hay que cautivar nuestra mente en Cristo y que nuestro corazón sea el sitio de su gobierno espiritual. Vivamos cada día para la gloria de Dios en Cristo, que todo lo que nos toque ejercer lo hagamos santamente y siempre con la intención de ser más y más transformados por el poder de Dios.

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