Hay cura para las heridas de nuestro corazón

Muchas pueden ser las heridas de nuestro corazón, incluso pueden estar infectadas, pero estas no serán mortales ni para siempre cuando confiamos nuestro corazón a Cristo, porque él fue herido para que por él seamos curados. No almacenemos rencores ni odio por el mal que nos hayan causado, pensemos que tanto los que nos han afectado, como nosotros somo víctimas del pecado.

Las heridas profundas son las del pecado, aunque también las heridas que otras personas nos han hecho resultan del pecado. Por esto es por lo que no debemos herirnos más maquinando pensamientos perversos de venganzas o deseando el mal para el prójimo, mejor pongamos nuestro corazón en Dios, quien por Cristo; restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas.

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