Somos consolados en la angustia

En este mundo no cesarán las aflicciones, pero los que ya creemos en Cristo sabemos que somos consolados por Dios a través del Espíritu Santo en Cristo, por quien también tenemos el Espíritu del Padre y del Hijo, es decir, podemos disfrutar la eterna presencia espiritual de Dios. Esto es lo que nos ayuda a superar los tiempos difíciles, ya que no nos falta el trato paterno del Padre, ni la fortaleza del Hijo.

“Cada consuelo de Dios debe enseñarnos a consolar a otros, puesto que los que no han creído, después de ser ministrados con el consuelo podrán sentir la presencia de Dios, y los que ya creen crecerán en su fe al sentir que Dios los ama y los atiende con misericordia.”

Podríamos entonces decir, que toda angustia tiene su propósito espiritual, y es el que conozcamos más a Dios, tengamos la experiencia de su presencia espiritual, confiemos más en él, lo amemos y que podamos servirle, al ser el consuelo de los que sufren, porque en verdad, sí es posible consolar a través de la guía del Espíritu Santo, quien es el perfecto Consolador. Recordemos estas palabras: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas…” Juan 14:26.

Así es como en nuestra propia vida Dios nos enseña a consolar, y con nuestra vida consolará. Nunca nos quejemos de los momentos terribles que nos toquen vivir, mejor consideremos todas las bendiciones espirituales y los recursos que Dios nos ha dado, y tomemos en cuenta, que en algún momento nos dará el alto privilegio de ayudar a otros, y para ello bastará nuestra experiencia de haber sido consolados, ya que todos los que sufren deben ser canalizados a Cristo en donde abunda el consuelo por el Espíritu Santo.

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