Guardados del mal y bendecidos por Dios

Cuando somos bendecidos por Dios hasta los tiempos más difíciles son buenos, por eso es por lo que no podemos renegar de Dios cuando hay adversidad. No tenemos que pensar que la protección de Dios falla, más bien, hay que creer, que él es el único capaz de cumplir sus propósitos en cualquier momento, ya que en todo hace que sus hijos sean bendecidos. 

«Dios actúa siempre para que todo sea para bendición de nuestras vidas, de tal manera, que nunca dejemos de disfrutar su presencia y cuidados.»

La protección de Dios y el propósito de sus bendiciones es nuestro sumo bien. Que las bendiciones eternas sean parte de nuestro deleite cotidiano y que crezca la confianza y esperanza en Dios. Así es como Dios nos da lo mejor, aunque en algún momento nos sintamos incomodos, porque no todo tiene que ser fácil y cómodo, cuando se trata de vivir guiados por el Espíritu Santo, dominando los placeres y exigencias de nuestra carne.

Las bendiciones especiales de Dios por su gracia sobrepasan las cosas materiales, aunque también esto es parte de sus bondades que se reciben como añadiduras cuando tenemos su reino como herencia. Por eso principalmente debemos anhelar lo eternos, confiando que Dios pone cuidado a nuestras vidas en todos los aspectos. Cuando buscamos en Dios lo espiritual y celestial, las cosas materiales también tomarán lugar en nuestras vidas, pero no será así cuando sólo buscamos todo para placer en este mundo.

Cuando Dios nos bendice nos va bien, no hay circunstancia que impida que crezcamos en él y que lo disfrutemos, más bien, Dios permite todo tipo de circunstancias tanto buenas como difíciles, para que en todo ello él sobresalga como el único Dios que nos ama y que está atento a nuestras necesidades y cuidados.

Atesoremos hoy el evangelio que se nos predica y creamos que Cristo es nuestro salvador, así recibiremos a través de él todo lo que Dios quiere darnos como bendición, y perseveraremos protegidos hasta el día nos reunamos plenamente con Dios.

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