Aprender humildad nos permite devoción y bendiciones, porque sólo cuando somos humildes podemos darle a Dios en reverencia y gratitud todas las cosas que se merece y que le debemos, pero también, podemos aceptar con disposición todas las cosas que Dios nos ofrece y que son necesarias para nuestro bien en la vida presente y futura.
Dios debe ser reconocido como único, quien es dueño y amo de nuestra vida, para quien debemos vivir en sujeción voluntaria, lo cual nos permitirá estar gozando de su amparo y nos perfeccionará para su gloria.
No podemos creer que Dios no es necesario, ni debemos rechazar el evangelio y todo lo que nos ofrece pensando que no tenemos necesidad de nada, pues poseemos todo y somos los mejore. La arrogancia o la altives en motivo de desprecio y destrucción, más la humildad es el camino para la exaltación y las bendiciones.