En Cristo está nuestra mayor riqueza

Salimos de la miseria del pecado al recibir por la fe el ofrecimiento de la gracia que perdona, salva y restaura, al creer que Cristo es nuestro suficiente salvador y que por el podemos llegar a Dios y ser unidos a él para estar siempre en una comunión de gozo y gloria eterna.

«Cuando tenemos conocimiento del evangelio, del propósito de Dios, entonces podemos disfrutar, al saber que Dios nos ha revelado en Jesucristo lo mejor para la vida. Una mente y corazón oscurecidos por las tinieblas de satanás no puede darse cuenta de su miseria espiritual, ni de la necesidad de Dios para vivir las bendiciones eternas, que no solo nos ayudan a disfrutar aquí, sino que se extiende al futuro con mayor gloria y plenitud.»

Todas las dificultades en este mundo pueden soportarse cuando comprendemos y creemos por fe que a través de Cristo se nos concede todo lo necesario para ser fortalecidos, cuando buscamos en Cristo el poder para ser libres de las ataduras del mal y ser salvos. Todas las cosas que Dios nos ha revelado y asegurado a través de sacrificio de Cristo podemos obtenerlas al creer en Cristo, al recibirlo como nuestro salvador y al someternos a él como el señor de nuestras vidas.

El discernimiento espiritual es sumamente importante, porque así podemos conocer a Cristo espiritualmente y podemos estar convencidos de lo que el representa para nosotros. Así no somos engañados por el mal y podemos crecer cristianamente para vivir al agrado de Dios.

En la búsqueda constante del conocimiento verdadero, y en la determinación para vivir conforme a la sabiduría divina según Cristo, la plenitud de nuestro salvador se va manifestando en nosotros, de tal manera que esto resulta en bendiciones espirituales, por la transformación que se produce en nuestro ser y el deleite que también se vive en la experiencia con Cristo. Siempre Cristo enriquecerá nuestras vidas con las bendiciones espirituales, y así nos irá sacando de la miseria producto del pecado que aún mora en nosotros.

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