
No busquemos ser perfectos en nosotros mismos, ni pretendamos que jamás nos equivocaremos. Lo que hoy necesitamos, es reconocer que Cristo debe estar en nuestra vida, porque es el único que nos une a Dios quien nos acepta y nos perfecciona en su gracia, nos ayuda a superar lo que nosotros no podemos, pero aún así, debemos comprender que su obra en nosotros dura toda la vida. Así que, siempre estaremos necesitados de él y por lo mismo, nuestra relación con el debe ser cultivada en Cristo.
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,” Filipenses 3:13
No nos quedemos en ese pasado triste, de maldición y fracaso. Centremos nuestra vida en Cristo y vayamos hacia adelante conforme a la voluntad de Dios, dejándonos guiar conforme a su propósito, mediante su palabra y Espíritu Santo. El propósito de Dios es que perseveremos, que usemos todo lo que nos ha dado como parte de su gracia, que no pensemos que todo ya está resulto en nuestras vidas, más bien, que diligentemente estemos creciendo cristianamente y haciendo lo que nos corresponde para que su obra se perfeccione en nuestras vidas.No sintamos miedo, o no creamos que somos vulnerables al aceptar que nos falta madurez espiritual, es todo lo contrario, porque cuando no aceptamos nuestras flaquezas y debilidades, entonces si somos vulnerables ante el mal, primero porque no creceremos al no aceptar nuestras necesidades, y segundo, porque así necesitados espiritualmente, el enemigo tendrá más posibilidades de destruirnos, lo cual es su principal propósito. Por esto mismo, hay que convencernos que no hemos conquistados todas las dificultades espirituales, pero Dios quiere y puede ayudarnos.Lo maravilloso en nuestra imperfección es la obra perfecta del perfecto Dios perfeccionándonos permanentemente en toda circunstancia, para glorificarse en nuestro crecimiento, obra que durará toda la vida, pero será completada. Por esto es por lo que, tenemos que mirar siempre hacia adelante llenos de esperanza en nuestros corazones, que ni el pecado, ni las tribulaciones nos amarren para nos avanzar, porque con Cristo la gloria es nuestro futuro.