Cristo es el Rey por quien podemos tener vida eterna

Por el pecado de Adán todos resultamos culpables de transgredir la ley de Dios, pero también, por la naturaleza pecaminosa que heredamos de Adán pecamos voluntariamente ante Dios, y por esto mismo, le cedimos nuestra vida a la muerte, viviendo como siervos del pecado y de satanás, sufriendo en lo cotidiano la miseria y dolor por estar lejos de Dios y ausentes de su gloria, pues su irá siempre está contra los hijos de desobediencia, sobre todos los descendientes de Adán, los que no han creído que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y el salvador de nuestras vidas.

«A través de Cristo sucede todo lo contrario en cuanto a Adán, porque mediante Cristo perdieron poder satanás, el pecado y la muerte, ya que por el sacrificio voluntario de Cristo en la cruz y al creer en el somos absueltos del castigo eterno, pues todos nuestros pecados son perdonados, nacemos en Cristo con una nueva naturaleza y vivimos bajo el reinado de Cristo para su gloria y en quien perseveramos hasta nuestra morada eterna con él.»

Por Cristo se eliminó la muerte en todos los creyentes y entró la vida. Aunque no merecíamos este don eterno, Dios por su infinita gracia en Cristo nos perdona, cancela su ira, y nos recibe hasta unirnos con el por siempre, en donde podemos disfrutar de sus bondades en lugar de sufrir su ira y castigo eterno. Ahora reina la vida, porque Cristo fue exaltado sobre la muerte al satisfacer plenamente la justicia de Dios, por eso ya nada debemos que nos haga perder nuestra posición ante Dios como sus hijos y su pueblo.

La obra de Adán trajo muerte, pero la obra de Cristo nos da vida. Por el pecado de Adán todos fuimos destituidos de la presencia manifiesta de Dios, pero a través de Cristo hoy podemos tener comunión con Dios y, ahora mismo se prepara un lugar celestial para morar eternamente unidos con Dios, en donde la relación con el será plena, pues lo veremos cara a cara.

Confiemos que Dios quiere manifestarse en nosotros todos los días, quiere hacer resplandecer su rostro en nuestras vidas a través de Cristo, pues Dios ofrece su gracia para asistirnos ante la lucha en contra del diablo y del pecado, porque sólo por Cristo quien reina es posible perseverar hasta el final en este mundo caído.

El reino de satanás ha sido derribado porque Dios nos justifica gratuitamente en Cristo de todos nuestros pecados, y la muerte fue destruida porque ya no estamos bajo la maldición del pecado, es decir, ya no estamos bajo la sentencia de Dios por el pecado, sino que tenemos la vida eterna en Cristo, quien es Rey eterno.

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