Luchemos hasta el final y completemos la carrera de la fe

Que Dios nos mantenga perseverando en Cristo es lo mejor en nuestras vidas, más que ser pretenciosos de nuestros logros y cualidades, ya que nadie puede vanagloriarse por sus buenas obras o aciertos, en todo caso, la gloria es de Dios, porque lo único perfecto en nosotros, es su obra que nunca se detiene y que será completada hasta el final.

«Avanzar sin detenerse en la carrera de la fe es casi imposible, porque incluso hay caídas y desánimos, pero no habrá completa derrota, pues Dios por eso busca entrenarnos mediante procesos de disciplinas, fortalece la vida y nos levanta en todas nuestras caídas. De esta manera, aunque hallan muchos fracasos y golpes dolorosos, no seremos destruidos, ni nos quedaremos hundidos en nuestros errores si en verdad ponemos nuestra fe en Cristo, porque seguro que con él completaremos con éxito la carrera.»

Sigamos la ruta que Dios ha marcado para que andemos, no nos apartemos de su palabra ni de la influencia del Espíritu Santo, así seguramente avanzaremos por la buena senda y seremos libres para no estar más bajo la opresión del mal y del pecado que nos amarra para no correr. Sólo en Cristo hallamos reposo y fortaleza, porque en la carrera de la fe sin la fuerza de Dios es imposible superar los obstáculos y sin su descanso, la fatiga nos detendría.

Mantengamos la mirada de fe en Cristo, porque Cristo nos guía, pero él es también nuestra meta y galardón, ya que lo más importante es que anhelemos la perfección de Cristo y la plenitud de la vida eterna en su gloria celestial. Tomemos en cuenta y consideramos en la práctica de nuestra fe todos los medios espirituales, para que así no retrocedamos, ni seamos derrotados por el mal, sino para que acabemos la carrera en victoria centrados en Cristo.

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