En Cristo tenemos vida nueva y una esperanza viva

La muerte siempre estuvo sujeta a Dios y bajo el poder de Cristo, pero cuando nuestro salvador la enfrentó y la venció en la tumba siendo como uno de nosotros ahí nació la esperanza viva, porque también por Cristo gozamos ya una vida sin fin, y así es como para nosotros la muerte no es pedida ni derrota, más bien es ganancia y triunfo, lo cual está reservado plenamente en el cielo, pero que podemos gozar ahora, y por esto mismo debemos glorificar a Dios con todo nuestro ser y hacer.

«Los que somos salvos por el gran amor de Dios vivimos como salvos, por eso es por lo que la salvación y la vida eterna no es algo para mañana o sólo para la eternidad; hoy podemos disfrutar la comunión con Dios y la vida que nos ha implantado, la cual fue lograda con la muerte de Cristo. Ciertamente podemos morir en cualquier momento, pero cuando nuestra fe en Cristo es real se tiene la certeza de que volveremos a vivir, porque, así como Cristo venció a la muerte, también nosotros por él nos levantaremos de la tumba y nos vestiremos de gloria con Cristo en su retorno a la tierra.»

Ante la bendición de la salvación debemos reaccionar en alabanza, reconociendo la gloria de la cual Dios es dueño al ser el autor de la salvación en Cristo, y porque también el es la fuente de la fe. Nosotros no podríamos producir fe sin el evangelio y sin el Espíritu Santo. Jamás podríamos entender con la sabiduría de este mundo el propósito de nuestra salvación y nunca hubiéramos salido de la miseria si Dios no nos hubiera asistido con su misericordia.Nuestro corazón que atestigua el perdón y la llenura por la presencia de Dios debe ser adorador, agradecido y confiado, porque si Dios nos ha dado lo más grande y valioso, también nos dará todas las cosas que nos hacen bien. Si estamos viviendo la experiencia de la fe podemos reconocer que antes no teníamos nada, nuestra condición era de muerte por estar separados de Dios a causa del pecado, pero ahora hemos resucitado espiritualmente, porque Dios nos ha dado la vida en Cristo y tenemos la mejor esperanza futura.Por el trato misericordioso que Dios nos ha dado debemos ser prontos y diligentes para bendecir el nombre de Dios, es decir, hay que hablar bien de Dios por sus hechos de amor, porque si él no nos amara y si no fuera bueno ahora mismo seguiríamos sin esperanza, tendríamos un presente triste, y satanás nos seguiría destruyendo hasta el día de la destrucción en el infierno. Sin embargo, hoy tenemos una nueva vida sin maldición espiritual y libres del poder destructor del diablo, porque, aunque nos cause problemas no podrá robarnos la salvación. por esto es por lo que hoy tenemos vida y esperanza.

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