Una mamá feliz

El padre sabio puede encaminar a sus hijos bajo el temor de Dios, del mismo modo, una madre puede aconsejar a los hijos con ternura, amor y paciencia. La madre por ser quien es, por llevar a sus hijos en el vientre tiene un vínculo muy cercano y espiritual con los hijos, y cuando su amor es el reflejo de Dios en la familia los hijos podemos encontrar el calor y el temor que se necesita para crecer saludables en fe y siempre disfrutando la comunión con Dios. Por todo esto, los hijos que no corresponden a Dios como es debido a la vista de sus madres que ama a Dios, siempre traerán tristeza y angustia al corazón.

“Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.” Proverbios 10:1

Una mamá sabia lo es porque conoce el evangelio de Dios, le es revelada en ella la voluntad y las promesas de Dios, por la fe y por el Espíritu Santo recibe la capacidad espiritual para tener la palabra de Dios como verdad. Así es como una persona sabia puede conocer los peligros de vivir e indiferentes a Dios y al evangelio, pero también tiene la certeza y la esperanza en todas las promesas de Dios.

La relación espiritual que existe entre las madres y los hijos, además de ser porque son ellas las que nos mantienen en el vientre mientras nos formamos, es también, porque Dios ha querido ser honrado cuando los hijos respetamos y mostramos la compostura correcta ante ellas.

Los hijos no debemos perder las bendiciones de Dios al despreciar la enseñanza de una madre, porque al respetarlas, demostrarles amor, cariño y el respeto que se merecen, por el sólo hecho de ser nuestras madres, estaríamos cumpliendo con las condicionantes de Dios para disfrutar sus bendiciones especiales.

Por esto mismo, las mamás también deben saber que cuando los hijos desde pequeños son criados con el consejo de la palabra de Dios, aprendiendo a amar a Dios por sobre todas las cosas, ellas mismas cosecharán alegría, porque también, quienes siembran sabiduría en los hijos cosecharán sabiduría. No hay mejor cosa que ver a los hijos viviendo bajo el temor gozoso y reverente ante Dios, porque eso alegrará el corazón de los padres y evitará la tristeza en las madres.

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