Evitemos contaminarnos en este mundo con todo lo que deshonra a Dios

Nuestras decisiones deben tomarse con conocimiento de la verdad y con sabiduría, esto demanda constante acercamiento a la palabra de Dios, diligencia y responsabilidad en la comunión con Dios, y por lo mismo, nuestras acciones deben ser reguladas con las normas divinas, de tal manera, que actuemos en obediencia y temor reverente.

“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos;” Daniel 1:8-9 RVR1960

El anhelo por consagrarnos a Dios nos lleva a tomar la decisión de renunciar cada día a nuestros deseos que deshonran a Dios y a nuestra voluntad que se opone a la sata voluntad divina. Todo esto puede causar malestar en la carne, pero espiritualmente estaremos disfrutando de Dios, creciendo constantemente y produciendo frutos espirituales.Cuando conocemos más el evangelio y usamos los medios espirituales que Dios nos da, Dios produce en nosotros el querer como el hacer en el campo de la santificación, es decir, viviremos más para la gloria de Dios y seremos transformados según la imagen de Dios. Dios nos ayuda a enfrentar los males del mundo, aligera nuestras cargas y nos da la posibilidad de la victoria en los tiempos de adversidades.Aparte de esforzarnos en la gracia por madurar cristianamente y responder a Dios con fidelidad, debemos también buscar su ayuda, para que en las tentaciones seamos fuertes, nos muestre la salida y que nos permita sus favores para que todos los días gocemos sus bendiciones y nos libre de las tribulaciones, porque entre más tribulaciones y tentaciones suframos, más posibilidades tenemos de pecar por lo débil de nuestra carne.Aunque Dios quiere que en las adversidades crezcamos, por nuestra falta de responsabilidad espiritual decrecemos. Es tiempo para determinar en nuestro corazón rechazar todos los deseos de nuestra carne, el sistema de este mundo y los ofrecimientos de satanás, confiando que Dios nos capacitará para resistir y que con su gracia nos asistirá. Lo que para nosotros sea imposible o complicado en la consagración y fidelidad a Dios el lo hará posible, porque Dios honra a quienes le honran y da gracias a los humildes.

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