El que conoce a Cristo y cree en él es salvo

Nuestra fe y confesión en Cristo el salvador, es por la certidumbre de que Cristo es Dios, pero que también se humanó para morir por nosotros. Creer en Cristo es depender, confiar y someternos a Dios, pero también, es recordar siempre la muerte de Cristo, porque si él no hubiera muerto sería imposible que hoy tengamos vida eterna. El que niega que Jesús es perfecto Dios y perfecto humano no conoce el evangelio, ni es el evangelio el poder en su vida para salvación, por lo tanto, quien no cree, vive sujeto al poder del diablo y bajo condenación eterna.

“Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” 1 Juan 4:15-16

Cristo nos une a Dios en una relación que no puede ser rota por nada, y es sólo de esta manera como participamos de las bendiciones eterna de Dios, disfrutamos su presencia y manifestaciones para sustentarnos y al encaminarnos siempre salvos a su gloria eterna. La confesión de quién es Cristo es la aceptación de la disposición de Dios para restaurar la comunión con el y por lo mismo para que experimentemos en verdadero bien que jamás encontraremos en otro lado. El amor y la gracia de Dios deben ser para nosotros una experiencia permanente, por eso es por lo que el evangelio siempre se disfruta y es la respuesta eterna de Dios para todos nuestros problemas y necesidades.

La permanencia de Dios en nuestra vida por la obra de la cruz de Cristo nos permite disfrutar el amor de Dios, así podemos tener la seguridad y sentir la alegría por la salvación. Dios ha hecho posible que nuestra vida sea el deposito de su amor que manifestó en la cruz a través de Cristo. El amor de Dios es suficiente y nos basta para que en esta vida estemos abastecidos de todo el bien. Sólo por el amor de Dios hoy somos recibidos por el para ser sus hijos y para estar siempre con él, lo cual es necesario para ser salvos y para vivir siempre seguros, porque si estamos en Dio y él en nosotros satanás no podrá destruirnos, y superaremos todo el mal y las adversidades de esta vida.

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