
Todo lo demás que podamos hacer no tiene gran valor si dejemos de cultivar el amor mutuo. La presencia del amor en nuestras acciones es la manifestación de que habita el amor de Dios en nuestros corazones. La presencia del amor de Dios en nuestras vidas es lo mejor, nos impulsa a vivir la vida con esperanza, disfrutamos vivir y siempre seremos de bendición en la vida de las personas. Aunque existan miles ofensas, pero si se hace presente el amor prevalecerá el bien y la misericordia lo cual será capaz de vencer al mal.
«El cultivo del amor es indispensable en la vida, pues con el amor podemos amar a Dios, servirle en sus planes y propósitos y así podemos crecer en la sana comunión con todos los miembros del cuerpo de Cristo. Con el amor de Dios podemos tratar con nuestros pecados, puesto que al perdonar a los que nos ofenden también encontramos en Dios el perdón de nuestros pecados. Cuando el amor abunda podemos sanar las heridas que nos causan, precisamente porque Dios obrará en con bendición y gracia en la vida de los que actúan con la gracia del amor.»
Satanás siempre se deleitará en los malentendidos, sembrará discordias y cizañas porque su propósito es que haya distanciamiento entre Dios y nosotros y en la comunidad de fe, así entorpece el crecimiento y el gozo de la salvación. En nuestros errores con los que afectamos a otros debemos ayudarnos, para que al ser tratados con misericordia en la gracia seamos perdonados, trasformados y recibamos crecimiento. No tengamos miedo para amar, no pensemos que nos hacemos débiles cuando perdonamos y pasamos por alto las faltas, porque en realidad, cuando actuamos con amor Dios se glorifica y nos fortalece.Aunque nuestras emociones son atropelladas por las faltas que cometen contra nosotros, es decir, puede que nos enojemos mucho, que sintamos tristezas y deseos de venganza, pero aún así se puede amar, ya que el amor es una decisión que brota desde lo intimo de nuestro ser en donde también reposa el amor de Dios que nos ha sido dado junto con el Espíritu Santo quien nos da poder para dominarnos. El amor es bendición en una situación hostil, desarma el poder del odio, cobre con bendiciones al prójimo, así como Dios cubre de su gracia al que ama. Cultivemos el amor para amar profundamente.