El perdón de Dios es inagotable porque interminable es su amor. Siempre que busquemos la gracia del perdón seremos atendidos, ya que el sacrificio de Cristo fue suficiente para cubrir nuestros pecados del pasado, del presente y los del futuro. El castigo que Cristo sufrió en la cruz fue por todos nuestros pecados y su obediencia ante Dios es perfecta, de manera que participamos de su obediencia y así somos acepados por Dios y perdonados. Cristo es la solución y bendición de para nuestra vida, porque con él quedó resulto lo que no hemos podido obedecer, por ello ya pagó con su vida, y lo que nos falta por obedecer ya lo obedeció.
“Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo.” 1 Juan 2:1-2 DHH
La gracia de Dios en Cristo traer como resultados espirituales en nosotros una vida de consagración, santificación, regeneración, transformación y servicio. Los logros de Cristo en la cruz y su relación espiritual con nosotros nos permiten nacer de nuevo, es decir, nuestra condición de vida cambia, porque ahora somos salvos y tenemos vida eterna, pero también cambia nuestra forma de vida. Esto quiere decir, que, si antes vivíamos esclavos del pecado para la gloria de satanás, si antes vivíamos para el mundo haciendo los deseos de nuestra carne, ahora vivimos para la gloria de Cristo dando honor a su persona, obra y palabra.Nuestra vida de comunión con Dios debe ser santa, es decir debemos ser diligentes, prontos y responsable de la práctica de nuestra fe y del rechazo del pecado, porque, aun cuando toda vía erramos pecando contra Dios no lo hacemos como esclavos del pecado, sino porque en este momento estamos en un proceso de perfección. La actitud de los hijos de Dios ante el pecado cometido es de desprecio hacia mal, confesión, la búsqueda de la restauración, fortalecimiento y dedicación al servicio en el reino de Dios.Con Cristo tenemos el recurso del perdón, pero también todos los recursos espirituales para que tengamos victoria sobre el pecado, de aquí que, es sumamente importante y necesario una vida centrada en Cristo dirigida por el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios. Pero si tenemos una caída en pecado Cristo nos defiende ante Dios, el busca que Dios falle en nuestro favor al confesar nuestra falta y declarándonos pecadores y culpables. Procuremos que en Cristo el pecado quede en el pasado, busquemos ser perdonados y consagrados para perseverar en una vida santa al agrado de Dios.