Podemos dormir en paz a pesar de nuestros problemas

Prestar atención al crecimiento de nuestra fe nos hace encontrar la paz, con la fe podemos está confiados en Dios y depender de él, así viviremos bien aun enfrentado tempestades. Los problemas emocionales y lo que no nos deja descansar puede ser la consecuencia de la sobre preocupación, el hecho de querer resolver todo en nuestras vidas si reconocer que Dios tiene el control de todas las cosas, que nos ama y quiere lo mejor para nosotros, pues nos ha dado al Salvador de nuestras vidas.

En cierta ocasión Jesús y sus discípulos enfrentaron una fuerte tempestad, mientras los discípulos luchaban para sobrevivir con sus propias fuerzas y experiencias en el mar, Jesús dormía. Además, cuando Jesús reaccionó ante la tempestad nos ayuda a reconocer que Dios tiene el poder, sobre todo, lo puede todo y siempre podemos encontrar ayuda en él. Pero también, se hace evidente la necesidad de la fe para afrontar mediante ella todas las tempestades de este tiempo.

«Tengamos presente estas palabras: “Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: !Señor, sálvanos, que perecemos! El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.” Mateo 8:24-26»

Está visto que los problemas no nos dejan dormir, y ante esto debemos hacernos las preguntas ¿Con preocuparme excesivamente voy a resolver mis problemas? ¿Resolveré mis problemas con el hecho de no procurar descansar por las noches? La preocupación descontrolada no nos dejará ocuparnos como se debe y como se requiere para afrontar nuestras angustias y dificultades. El insomnio no nos permite el reposo ni aprovechar ese tiempo para atender de alguna manera nuestras situaciones. Lo más lógico es que si no podemos dormir, debemos ocupar ese tiempo para la oración y la meditación en la palabra de Dios.

La actitud y las palabras de Jesús ante las tempestades nos enseñan que, debemos tener la paz de Dios en nuestras vidas, que él es la paz, porque puede traer paz en medio de la tempestad más grande, debemos tener abundante fe para confiar en que Dios nos ayudará en toda adversidad y que si nos depositamos en sus manos dormiremos tranquilos, porque el que se acuesta confiando en Dios dormirá en paz y despertará en paz a pesar de sus múltiples problemas.

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