El evangelio sirve a los propósitos de Dios, porque obra con poder en nuestras vidas para salvarnos. Así es como la palabra de Dios cumple el propósito de Dios cuando llega a nuestros oídos y al corazón. Dios es el que llama y envía a los mensajeros y el Espíritu Santo obra en nosotros para que tengamos la suficiente fe, que nos permita creer en el evangelio para salvación. Pero también, la palabra de enseñanza, de crecimiento, fortalecimiento, de dirección y juicio, cumple su función perfectamente.
“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Isaías 55:10-11
La palabra de Dios es viva y por lo mismo activa poderosamente para hacernos volver a él, para convencernos y convertirnos. Nunca será inútil nuestro acercamiento al mensaje de Dios, porque además él nos pide que atendamos su palabra, ya que con ella nos libera de las mentiras de satanás y nos lleva por las sendas de las bendiciones eternas y cotidianas. Dios es el único que satisface en verdad nuestra vida, porque aun cuando en este mundo hay muchos ofrecimientos, nada se compara con el sustento espiritual que Dios nos acerca mediante la voz del evangelio, el cual nos llega a través de la palabra revelada.
El mensaje amoroso de Dios nunca llega antes ni después, y nadie puede impedir que toque lo más profundo de nuestro ser, porque aun cuando la palabra de Dios ha sido muy atacada, nunca ha sido destruida. Aunque también debemos decir, que la palabra de Dios está actuando permanentemente en la vida cuando no nos apartamos de ella ni a la derecha, ni a la izquierda.
Dios puede hacer que su palabra germine en nuestro corazón hasta dar frutos abundantes para su gloria y para nuestro gozo eterno. Al final, el grande propósito del mensaje de Dios es que conozcamos a Jesús como nuestro Cristo y creamos en él para tener vida eterna y para glorificar a Dios.