Ayudemos y restauremos a los débiles

Nuestra familia siempre necesitará del perdón entre todos los miembros; Pensemos en que nadie es perfecto, que el perdón se origina en Dios quien nos trata como un padre amoroso y que el perdón encamina hacia la restauración. Cuando nos equivocamos necesitamos de personas capacitadas para que nos den acompañamiento y nos ayuden en el proceso de la restauración. Pero sólo estará en capacidad de ayudar el que sabe perdonar, porque el perdón es el resultado de la gracia y la restauración sólo puede llegar mediante la gracia de Dios en Cristo. Todos debemos considerarnos necesitados de la gracia.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:1-2

La descalificación, el abandono y la indiferencia provocan mucho daño en la vida de los débiles y en lo que han cometido una falta. Dios manifiesta su poder y gracia cuando nosotros manifestamos compasión y voluntad para ayudar a los caídos, para hacer volver a los perdidos y cuando propiciamos honra, gloria y gozo a Dios por un pecador que se arrepiente. Siempre será de mucha bendición ayudar en lugar de juzgar, perdonar en lugar de condenar y recibir en lugar de rechazar. En el corazón de Cristo está el deseo de que procuremos la restauración y no la destrucción de lo caídos por el pecado.

La familia que vive la gracia siempre será de bendición en su comunidad de fe, es decir, en la Iglesia. Y la iglesia que vive la gracia será de bendición en la familia, en la sociedad y en todo el mundo en donde se necesita la gracia, porque la gracia es el propósito del evangelio y el evangelio es el poder de Dios para salvación, restauración y para que todos seamos bendecidos ahora y en la eternidad.

Nuestra actitud llena de gracia en el campo de la restauración es el testimonio de nuestra fe, pues así obedecemos a Cristo y confiamos que su obra se manifestará en la vida de quienes están siendo ministrados con su gracia. Así es como en realidad, ayudar y restaurar a los débiles debe ser la vocación y la pasión de todos los creyentes en Cristo.

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