
Aunque ahora para muchos incrédulos las cosas vayan bien, al final se encontrarán con una realidad lamentable, porque el camino del malo es camino de muerte. No debemos ser orgullosos creyendo que poseemos el bien que merecemos y que en nuestros logros no hay lugar para Dios. No podemos negar o despreciar a Dios en nuestras vidas, ya que, en realidad, él es el autor y sustentador de la vida. Al final las personas que nieguen a Dios perecerán junto con sus logros si no reciben de Dios la salvación y la vida eterna.
“El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos. Sus caminos son torcidos en todo tiempo; Tus juicios los tiene muy lejos de su vista; A todos sus adversarios desprecia.” Salmos 10:4-5 RVR1960
Toda nuestra vida se mueve en dirección de la salvación y de las bendiciones cuando nuestro corazón, voluntad y pensamiento es regido por nuestra convicción de la existencia de Dios y cuando nos relacionamos con él en una comunión constante y creciente. Para estar en comunión con Dios, por la fe y con total humildad debemos creer en Cristo y recibirlo en la vida como nuestro suficiente Salvador, aceptando así nuestra insuficiencia para salvarnos por nosotros mismos o para lograr el bien en la vida.En todo momento debemos acordarnos de que hay Dios, por eso hay que vivir para su gloria, planear para su gloria y llevar a cabo los propósitos para su gloria, así nos irá bien, pues creyendo en Dios al creer en Cristo tendremos su aprobación, la salvación y la vida como bendiciones eternas. No creamos que todo lo sabemos y que todo lo podemos, porque al final nos vamos a encontrar con Dios cara a cara, y ahí los altivos serán humillados. Aceptemos las normas de Dios para normar nuestras vidas a su voluntad, porque Dios en su santa voluntad a querido salvarnos eternamente y quiere que disfrutemos de él todos los días. Tomemos en cuenta a Dios en todo y nos irá bien.