Solamente Cristo nos salva de la condenación eterna

El que cree en Cristo jamás va a recibir de Dios una sentencia que le condene, por el contrario, en Cristo asegura la gloria de Dios, porque Dios precisamente en Cristo recibe a todos, y les comparte sus bondades en todo momento. Aunque en la vida cotidiana todos reciben bendiciones generales y comunes de Dios, sin no creen en Cristo en cualquier momento pueden sufrir el juicio de Dios y la sentencia final. Por otra parte, los que reciben bendiciones de Dios no siendo creyentes, ni siquiera podrán disfrutarlas, porque no relacionan lo que reciben como bendiciones de Dios y, además, sólo cuando recibimos lo eterno podemos llegar a sentir satisfacción y provecho.

“Cristo reveló el propósito y la voluntad de Dios, él quiere nuestra salvación, por eso su sacrificio es suficiente para que no seamos condenados, pues Cristo en la cruz sufrió el peso de la ira de Dios, así fue castigado para que nosotros no suframos el calor de la ira divina, y para que hoy podamos poseer la eterna salvación al creer en Cristo aceptando su obra del calvario.”

Los que no creen permanecen en un estado de condenación, porque su manifiesta incredulidad y el pecado de sus vidas les mantiene separados de Dios. Estar separados de Dios es ya sufrimiento y miseria, aunque en el día del juicio la separación será total, pues hoy por lo menos el sol sale para todos. Cristo es el único medio para unirnos con Dios y para disfrutarlo hoy con la esperanza de una comunión plena y de un gozo eterno.

El propósito de la segunda venida de Cristo para los que no creen es la condenación, y para los que creemos es la gloria eterna. Como nadie puede salvarse por su propia cuanta, por eso en la primera venida Cristo vino a salvarnos, no vino a condenar, vino a cumplir con las demandas de Dios, y para que así en su nombre seamos libres del pecado, pues Dios en su naturaleza aborrece al pecado y destruirá al pecador no arrepentido. No seamos más prófugos de la justicia de Dios, porque tarde que temprano la irá de Dios caerá sobre los que desprecian en evangelio y así no podrán escapar de la eterna condenación.

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