Cuando hay fe se le da a Dios lo mejor

Dios mira nuestro corazón antes que cualquier otra cosa, de nada sirve que le sacrifiquemos a Dios muchas cosas si nuestro corazón está lejos de él, vacío de amor, de confianza y de obediencia. Pero hay que considerar, que el corazón que agrada a Dios es aquel que ha sido perdonado y lavado por la sangre de Cristo, lo cual quiere decir, que sólo por la fe en Cristo somos aceptados por Dios, y sólo el que tiene fe dará lo mejor a Dios después de entregarle su vida para honra y gloria.

«La ofrenda de Abel fue aceptada, porque era una ofrenda de sangre, es decir, por medio de esa ofrenda fue aplacada la ira de Dios y satisfecha la justicia divina. Esto significa que Abel tenía su fe puesta en la promesa de Dios; que él enviaría a Cristo para nuestra salvación. Así es como nuestra vida debe responder a Dios, que en todo aprendamos a depender de Cristo, que nuestra fe esté en el para aceptar su sacrificio, ya que sólo por la obra de la cruz podemos llegar a Dios y así recibimos sus bendiciones.»

Por medio de la fe en Cristo es quitada toda culpa, por eso es por lo que, sin Cristo es imposible agradar a Dios, lo cual también significa que, sin fe es imposible agradar a Dios, ni tampoco se puede recibir nada bueno y eterno de él. La fe nos impulsa a Dios y hace posible que podamos adorarlo en Espíritu y en verdad, porque aun cuando no podemos verlo creemos en él y le creemos a él, pues llegamos a tener la confianza en que todas sus promesas se cumplirán.Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, por lo tanto, si todo lo hacemos creyendo, siempre vamos a glorificar a Dios, recibirá nuestras alabanzas y responderá a las oraciones. Dios siempre mirará que en nuestras vidas esté Cristo, porque incluso, nuestra obediencia será contada como tal, no porque seamos perfectos al obedecer, sino porque Cristo nos hace participar de su obediencia para ayudarnos a obedecer y para que nuestra obediencia agrade a Dios mediante su obediencia perfecta. Centremos nuestra fe en Cristo, para dar lo mejor y recibir lo mejor.

 

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