La práctica del pecado es la manifestación de una vida esclava por mal y víctima del mismo. Los que creen en Cristo pueden ser libres del mal, porque, aunque todavía pecan, ya no lo hace bajo el poder del mal, sino porque estamos en un proceso de santificación que se completará hasta el día de nuestra muerte o hasta que Cristo regrese por su pueblo. Dios tiene compasión del ser humano, precisamente, porque este por sí mismo no puede librarse del pecado ni puede escapar de la condenación como consecuencia.
“La vida de los hombres buenos brilla como la luz de la mañana: va siendo más y más brillante, hasta que alcanza todo su esplendor. La vida de los malvados es todo lo contrario: es como una gran oscuridad donde no saben ni en qué tropiezan.” Proverbios 4:18-19 TLA
El que desprecia a Cristo como la solución para su problema con el pecado, seguirá viviendo para el mal, y absolutamente todo lo que haga estará manchado por el mal y es despreciado por Dios, aunque las obras parezcan buenas. El pecado lo deprava todo y todo lo desvía hacia el mal, por eso, el ser humano con toda su vida va de continua hacia el mal. Cuando el pecado está presente es como las tinieblas que lo envuelve todo, pero tan luego se hace presente la luz, la oscuridad no puede resistir, así es como Dios únicamente puede salvar al ser humano por medio de la luz del evangelio.
La vida de los que no creen Cristo es oscura, la senda en la que caminan los lleva hacia la destrucción fatal y al desprecio eterno de Dios para vivir separados de lo bueno por toda la eternidad. Satanás es astuto y mentiroso, por eso las personas que andan en tinieblas y que viven en oscuridad no se dan cuenta que lo que sufren es por causa del pecado y que nada les saciará, sino hasta que crean en Cristo. Además, el maligno, calma momentáneamente con el gozo del mundo la aflicción que provoca el pecado, así los que están esclavos del mal no se dan cuenta que van por camino de muerte y de condenación eterna.
El camino oscuro conduce a las tinieblas eternas de tormentos, pero el camino de la luz que brilla nos conduce a la luz más radiante de la presencia gloriosa de Dios. La única alternativa para caminar por la senda correcta y de bendición es Cristo, porque él vino a destruir las tinieblas de satanás con su obra gloriosa en la cruz del calvario, pues todos los resultados de su sacrificio son; el perdón, la aceptación divina y salvación eterna. Todos podemos ser liberados por medio de Cristo y nadie puede volver a ser atrapado por las tinieblas cuando creemos por la fe que Cristo es la luz gloriosa para salvación.