
El trabajo es una bendición de Dios, porque a través del trabajo recibimos la provisión de Dios para el sustento diario, mediante el trabajo podemos darnos cuenta de virtudes y talentos que nos fueron dados por la gracia de Dios para poder desarrollarnos en esta vida. Por todo esto, debemos glorificar a Dios con nuestras jornadas laborales, esperando así sus bendiciones para que seamos fortalecidos y prosperados en todo lo que hagamos.
«En cada nuevo día, debemos agradecer a Dios por la oportunidad de despertar y por poder ocuparnos en nuestras labores. Siempre hay que encomendarnos a Dios cada día para que se vaya de nosotros toda pereza, y para que también se vaya la pobreza. Siempre que dependamos de Dios y hagamos todo conforme a su palabra en lo mucho y en lo poco estaremos contentos y disfrutando los resultados de nuestro trabajo.»
Si en este momento estamos necesitados de un trabajo, hay que clamar a Dios por ello. Sino hemos podido tomar decisiones sobre una empresa o negocio debemos buscar la dirección de Dios. Es muy importante que seamos diligentes y que nos ocupemos laboralmente porque todas las capacidades que tenemos provienen de Dios para que siempre estemos activos en su reino y porque es la voluntad de Dios que comamos y bebamos de nuestro trabajo.Es muy importante que no seamos distraídos por lo material en esta vida, que mas bien lo material sea aparte de lo que hacemos para la gloria de Dios al reconocerlo como nuestro creador y como el que nos ha salvado por medio de Cristo. Que nuestro trabajo cotidiano sea llevado a cabo como redimidos en Cristo, con un corazón agradecido y siempre confiando en Dios. Por esto es por lo que, debemos trabajar para la gloria de Dios y disfrutar nuestro trabajo.