
Cristo nos ha hecho libres del poder de satanás del pecado y de la muerte ahora le pertenecemos y debemos vivir para su gloria. Todo lo que hacemos en esta vida debe realizarse de acuerdo a la palabra de Dios para que en todo Cristo sea honrado. Cristo es nuestro Salvador, estamos bajo su autoridad espiritual para llevar a cabo su propósito en nosotros y con nosotros en este mundo, esto demanda que nuestra vida sea transformada y que sea santificada para que seamos usados poderosamente en el propósito de servir a todos.
“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” 1 Corintios 4:1-2
A través de nuestros dones somos siervos de Cristo y como tales nos ha capacitado y nos capacita espiritualmente, por esto es por lo que, todo lo que somos y tenemos lo debemos administrar en su reino para salvación y bendición de todas las personas a las que nos permita impactar con el Evangelio, reconociendo que los resultados y la gloria por estos le pertenecen a él como nuestro Salvador y señor porque nosotros solamente somos siervos.
Todos los creyentes en Cristo tenemos la enorme bendición de pertenecer a su cuerpo que es la Iglesia, la bendición en este cuerpo es también la oportunidad de servir a todos buscando que las mejores bendiciones para edificación sean reales en nuestros hermanos a través de nuestro servicio fiel, porque Cristo nos ha capacitado precisamente para que todo su cuerpo bien dirigido pueda ir creciendo, así es como todo lo que hacemos debe tener el propósito de que el cuerpo de Cristo esté bien, que esté saludable, fuerte y dando mucho fruto.
Toda la labor de la Iglesia y sus resultados dependen de Cristo y Cristo opera en su Iglesia a través de la palabra y del Espíritu Santo, pero también nuestra vida que debe ser guiada por la palabra y por el Espíritu Santo coadyuva para que todos los miembros de la Iglesia estén preparados para toda buena obra, esto quiere decir, que debemos ser siervos los unos de los otros para que todos seamos siervos fieles de Cristo, administrando correctamente lo que ha puesto en nuestras manos como parte de su propiedad más importante.
Con total humildad debemos someternos al señorío de Cristo y por nada debemos cuestionar ni negociar la forma de vida que demanda para nosotros sus siervos, ni la manera en la que nos pide liderar como administradores en su Reino. Nuestra manera de vivir y servir no debe dejarse llevar por la corriente de este mundo, porque el sistema de este mundo está corrompido, es creado por satanás para destrucción y en el Reino de Cristo las cosas Se llevan a cabo conforme a la verdad y para bendición del prójimo.
Como administradores de Cristo en este mundo debemos vivir conforme a la verdad, preservar la verdad, proteger la verdad y compartir la verdad, porque solamente la verdad hace libre a las personas del mal de este mundo, y les hace pertenecer al Reino de los cielos y esta es precisamente nuestra labor como siervos del Reino de Cristo en este mundo.
Lo importante para nosotros como siervos es la fidelidad y administrar eficientemente todos los recursos espirituales de nuestro Señor, reconociendo que no son de nuestra propiedad y gozándonos en los propósitos, pues de esta manera, a través de nosotros correr a la palabra de Dios para salvación, ya que, en absolutamente todo esto, está el propósito de la evangelización.
Así cuando nuestro Señor Jesucristo regrese a la tierra por su Iglesia nos encontrará siendo fieles administradores de todos sus bienes y, además, las ganancias serán abundantes, porque realmente cuando hacemos las cosas como Cristo quiere que las hagamos y para los propósitos que él quiere muchas almas se salvarán y se edificarán a través de nuestra administración fiel.