Que nadie nos aleje de la verdad

Toda enseñanza que no tiene el sello de Dios, lo que no fue revelado por Dios mediante la inspiración del Espíritu Santo no tiene autoridad como para dirigir la práctica de nuestra fe. En la Biblia vamos a encontrar siempre el mensaje sobre el carácter de Dios y su plan de salvación por medio de Cristo. No importa cuán inteligentes y razonadas parezcan las enseñanzas de las personas, ni tampoco lo que logren producir las palabras, simple y sencillamente, si no es Palabra de Dios tal cosa no tiene valor de fe.

«Nunca debemos permitir que seamos llevados lejos de la verdad, por eso hay que afianzarnos en el evangelio, allí debemos ser inamovibles. Hay que persistir en conocer más a nuestro Salvador y tomar cada Palabra como tema de oración, para que eso forme parte de nuestra experiencia de fe que se arraigue en nuestra vida. Nada nos debe privar de disfrutar la salvación, nada debe manipularnos como para que seamos desconcentrados o distraídos.»

No por ser una enseñanza religiosa que usa la Biblia debe ser recibida como verdad, pues satanás es experto en mentir con astucia y para eso, distorsiona el texto Bíblico, de tal manera que busca que las personas terminen haciendo lo contrario de lo que Dios quiere. Aun cuando alguien haga llover milagros, si esto en realidad no está respaldado con la Palabra pura tampoco debe ser aceptado como obra de Dios. Por esto es por lo que, con total sinceridad, diligencia y humildad hay que meterse a la Palabra de Dios bajo la dirección del Espíritu Santo. Debemos orar mucho para que la Palabra de Dios tome lugar en nuestra vida.

Nunca debemos cambiar la verdad de que Jesús es nuestro Cristo, quien es Dios y se hizo carne para morir por nuestros pecados y que resucitó al tercer día. De nada sirve cualquier otra enseñanza que nos aleje de la verdad de que por medio de Cristo somos unidos a Dios al creer en el por la fe, porque sólo por medio de Cristo nuestra vida es perdonada y liberada de toda condenación eterna. Nuestra postura de fe debe estar siempre en la gracia de Dios con la que nos salvó por medio de Cristo y con la que nos bendice todo el tiempo haciendo que sus promesas se cumplan.

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