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El que niega a Jesucristo niega a Dios. Pero también la falta de entendimiento y la enseñanza errónea del mensaje del evangelio hace que las personas no disfruten verdaderamente a Cristo y los oyentes no saldrán del erro y algunos son desviados de la verdad. Aunque ciertamente tenemos la promesa de ser inamovibles del evangelio, esto es porque finalmente seremos ayudados por Dios para conocer mejor la verdad.
«Si ya estamos en Cristo, miremos que no caigamos, es decir, con total responsabilidad y diligencia debemos apegarnos más al mensaje de la Biblia. Es muy importante que conscientemente queramos escudriñar más en la revelación para aferrarnos siempre a Cristo y participar de sus bendiciones espirituales. El conocimiento de quien es Cristo y la experiencia de la unión con él nos debe llevar a amarlo y a servirle, considerándolo como lo más importante en nuestras vidas, porque nos une con Dios y nos permite participar del Espíritu Santo.»
Tal y como Cristo es revelado en la Biblia es a cómo debemos creer en él y aceptar su obra. Todo lo que está escrito sobre Jesucristo es lo que debemos considerar para un entendimiento correcto y esto es suficiente para que creyendo en él tengamos vida eterna. Todo lo que hemos recibido como contenido del evangelio debe ser para siempre la base de nuestra fe, debe ser lo que guie la práctica de nuestra fe y lo que nos permita disfrutar a Cristo.La evidencia de creer en Dios, de gozar sus bendiciones y promesas, es la correcta confesión de nuestra fe en Jesucristo, quien es Dios y se humanó para morir por nuestros pecados y quien resucitó al tercer día tal y como fue anunciado de manera anticipada en la Biblia.No pretendamos saber más de lo que la Biblia enseña con respecto a Cristo; su persona, enseñanzas y obras deben aceptarse como con fidelidad y creyendo que es suficiente. Pero tampoco seamos indiferentes a la necesidad del entendimiento de lo que Dios nos ha querido dar a conocer, porque eso indudablemente nos ayudará y es necesario para relacionarnos más con Cristo y con el Padre, dirigidos por la presencia poderosa del Espíritu Santo. Progresemos y disfrutemos en la vida cristiana perseverando en Cristo.