Nunca dejemos de contar y de cantar lo bueno que es Dios

Dios mismo nos llama para que le demos alabanza y lo hace a través del testimonio de personas que reconocen sus favores. Dios no necesita de la alabanza de su pueblo, pero, es que, cuando como su pueblo reconocemos lo que ha hecho por nosotros, está haciendo y hará, nuestra vida se llena de gozo y de esperanza y esto verdaderamente nos hace bien para tener una mejor calidad de vida y mejor condición de vida espiritual.

«El verdadero gozo en la vida del ser humano, no está en lo que poses como cosas materiales o en sus logros, sino en tener comunión con Dios y en poder disfrutar de todas las cosas, reconociéndolas como bendiciones de Dios, bendiciones que no merecemos, pero que Dios en su infinita gracia nos las concede por la obra de Cristo en nuestro favor.»

Dios rescata nuestra vida del mal, sin esta bendición divina no podríamos tener los mejores días que hoy tenemos, ni tendríamos esperanza en el porvenir, porque incluso, estaríamos bajo la condenación divina por causa de nuestros pecados. Por esto hablar bien de Dios y hacer todo para su alabanza debe ser la constante y la prioridad de nuestra vida. En cada respiro de nuestra existencia debemos reconocer la clemencia de Dios, sus bondades y todas sus obras en nuestro favor para salvarnos de la condición de vil pecador.

No hay que callar lo que Dios ha hecho, pero solo con un corazón agradecido somos impulsados a contar y cantar las maravillas de nuestro Dios. Los que verdaderamente reconocemos quien es Dios y nos unimos a él en una adoración espiritual, somos los genuinos adoradores y los absolutos testigos de la gracia de Dios en Jesucristo. Seamos agradecidos con Dios, para disfrutarlo en todo momento, para que nunca nos falten sus bendiciones y el cumplimiento de sus promesas. Tengamos presente a Jesucristo, y que toda nuestra vida y en todo, seamos un culto santo para la gloria de Dios.

Compartir