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Llevando el evangelio a todas las naciones

Amemos la sabiduría de Dios

Amemos la sabiduría de Dios

El propósito de Dios, es que seamos sabios para querer seguir aprendiendo de Su Palabra, para que cada día tengamos más contacto con el evangelio, para que las bendiciones del evangelio lleguen a nuestras vidas y de esa manera podamos disfrutar de la eterna salvación. Es muy importante adquirir más conocimiento de la verdad, para ser dirigidos por ella en la práctica diaria de nuestra fe.

«El verdadero amor por conocer la voluntad de Dios nos hace ver como personas sabías y nos hará más sabios. A través de oír el mensaje del evangelio tomará lugar en nuestras vidas la fe para aferrarnos más a Cristo, para profundizar en él y vivir la vida conforme al plan que Dios tiene para nuestra salvación y para que diariamente le disfrutemos.»

Nuestra manera de pensar, decidir y actuar va a depender siempre del conocimiento que tengamos, si el entendimiento es malo, así nuestra vida estará desviada, pero si estamos en la verdad, estaremos en el camino de las bendiciones y de la prosperidad a la manera de Dios. Dios nos da Su Santa Palabra para que vivamos conforme a su corazón, conforme a sus deseos y conforme a sus planes en Jesucristo.

Debemos procurar un espíritu enseñable y por lo mismo humilde, porque es de esta manera como vamos a ser enseñados, confrontados todo el tiempo, transformados y perfeccionados. El necio, y por lo mismo ignorante, piensa que todo lo sabe y no acepta ser corregido, por eso vive su vida en oposición a Dios, siempre en vanidad y al final sufrirá consecuencias eternas. El ignorante camina por el camino que considera mejor, pero al final es el peor camino, porque es el camino de muerte.

Busquemos oír la voz del evangelio, aceptemos la enseñanza de Dios renunciando a nuestro yo orgulloso, para que así seamos llenos de la sabiduría que nos conducirá al temor de Dios, a su comunión y a sus favores. No seamos enemigos de nosotros mismos al rechazar La Palabra de Dios, porque por ella somos conducidos a Cristo, quien es la verdadera sabiduría de Dios para nuestra salvación y felicidad.

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