Nuestra vida eterna

Dios dio a conocer de manera anticipada todo lo referente a su Hijo Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Por esto mismo, cuando creemos en Cristo y lo recibimos en nuestra vida es el resultado de haber oído el mensaje del evangelio, es decir, la enseñanza sobre Jesús y su obra en la cruz. Al oír el mensaje y al creer también obra el Espíritu Santo, quien nos convence y hace que brote la fe, y en su misma obra nos da testimonio interno de Cristo y de sus bendiciones en nuestra vida.
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” 1 Juan 5:10-12
El que rehúsa creer en Cristo sigue muerto espiritualmente, está bajo condenación y para nada puede disfrutar de los favores espirituales de Dios, porque incluso en esta condición espiritual las personas se comportan como si Dios fuera mentiroso. El mensaje del evangelio es verdadero y confiable, por eso con total fe y sinceridad de corazón debemos creer en Cristo para que salgamos de la maldición y así gocemos de todas las bendiciones de Dios, aquellas que son eternas y de todas las cosas físicas y materiales que hoy también necesitamos.
Cuando creemos en Cristo ha de manifestarse el gozo de la vida eterna como la evidencia de la bendición espiritual al recibir al Hijo de Dios que nos es dado para cambiar nuestro presente y darnos el mejor futuro glorioso. Cristo es la vida en nosotros, esta vida se disfruta, pero también es activa, porque precisamente la fe en Cristo en la práctica se vive solamente para él.
La muerte espiritual consiste en ser contrarios a Dios y en que todo lo que hagamos es rechazado por Dios y por eso al final se manifestará la separación total, porque Dios enviará al infierno los pecadores que no recibieron a Cristo para tener comunión con él. La vida en Cristo es una vida eterna y nueva, así se asegura nuestra eternidad con Dios, pero también al ser una vida nueva tenemos comunión con Dios al grado de ser uno con él. Disfrutemos siempre la vida eterna con Dios por medio de Cristo.