Dios sustenta a todas las aves porque son sus criaturas y ellas también cumplen con un propósito especial en su creación, ellas adoran a Dios, aunque no saben que lo hacen, y cumplen alguna función en el plan de Dios para el bienestar de la creación y de los seres humanos. En el caso de nosotros los seres humanos, somos la culminación de la creación de Dios y nos creó conscientes para adorarle y disfrutar de él.
«Si las aves del cielo reciben el alimento de Dios y todo lo que necesitan para la vida, cuanto más nos dará Dios a nosotros para que estemos bien, ya que solamente los seres humanos fuimos creados conforme a su imagen y semejanza. Aunque perdimos la imagen de Dios por el pecado, Dios nos ha restaurado en Cristo, lo cual también nos lleva a la conclusión que, si Dios fue capaz de darnos a su Hijo para salvación, entonces nos dará el sustento que necesitamos.»
Ciertamente por momentos podemos enfrentar necesidades, pero ahí aprendemos a confiar en Dios, en esas circunstancias ejercitamos nuestra fe para clamar a Dios y en las respuestas de Dios disfrutamos de él y la fe crece. Cuando estamos muy necesitados recibimos milagros de parte de Dios con los que nos muestra su amor y con los que impulsa nuestra fe.
Por todo esto, podemos decir que, Dios siempre está presente en su pueblo, nos sustenta y se hará cargo de nosotros, no solamente porque somos sus criaturas, sino también porque somos sus hijos salvados por medio de Cristo. Que en nuestras necesidades podamos recordar siempre que Dios es dueño del oro y de la plata, que todas las cosas que necesitamos para nuestro bien dependen de él, porque él es la fuente de la vida y de todo lo que la vida requiere. Por esto mismo, siempre debemos ser agradecidos con Dios, humildes ante él y vivir solamente para su gloria.