La paz que nos da tranquilidad y seguridad viene de Dios, está en el plan de Dios que descansemos tranquilos, que nada nos robe el sueño. Dios ha puesto a todos nuestros enemigos en una condición de derrota para que podamos triunfar sobre ellos. En Dios está segura nuestra vida porque él provee nuestro sustento, nos da fuerza y nos prepara para cada jornada productiva. Para Dios no hay nada imposible, por eso debemos poner nuestras vidas en sus manos sabiendo que ahí estaremos seguros y provistos de todo.
“En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.” Oseas 2:18-20
El propósito de Dios es que tengamos una relación inquebrantable con él, que nuestra culpa sea quitada, que no estemos más bajo el calor de su ira y que para nada estemos bajo condenación. Cuando pensamos en la obra que Cristo realizó por nosotros debemos ver la fidelidad de Dios, su veracidad y su misericordia, ya que la promesa de Dios fue cumplida y podemos ver su infinito amor. Pongamos en nuestro corazón todo el tiempo la palabra de Dios para que sea revelado a nuestra vida y así de esa manera vamos a experimentar más su gracia salvadora en Cristo.
La relación con Dios solamente puede ser posible por el medio que él nos ha dado, Cristo es el camino, él es el mediador, por lo mismo esto indica que la salvación es solamente obra de Dios. La relación con Dios tiene como resultado la paz, porque lo que Cristo hizo es lo que permite que Dios se sienta satisfecho en su justicia y por eso ya no hay enemistad, y así esa paz es la que inunda nuestros corazones para disfrutar siempre confiados en Dios.
Todo está resuelto por Dios y siempre vamos a disfrutar lo benigno que es él, es decir, vamos a gozar de sus bondades y de su misericordia. Recordemos que por todo esto, nada ni nadie en este mundo nos dará calma ni reposo, solamente Dios en esa estrecha relación espiritual por medio de Cristo.