Escuchemos la voz de Cristo y recibamos la vida eterna

Escuchemos la voz amorosa de nuestro buen Salvador que nos llama tiernamente. Cristo nos llama como el pastor guía a su rebaño a un lugar seguro, de reposo y de sustento. No sigas vagando solo y a la deriva, recuerda que el peligro te acecha porque satanás es destructor. Dios quiere ampararnos ante todos los peligros del maligno, nos quiere mantener en sus manos porque ahí es imposible que seamos destruidos y con todo su amor nos tratará para que crezcamos y seamos fuertes.

«Abre tu corazón, reacciona con fe, porque la palabra de Dios es cierta y no cambia. Deja que la Palabra de Dios tome lugar en lo profundo de tu alma para que seas movido con total entrega hacia Cristo por el poder del Espíritu Santo que hace viva y eficaz la palabra de Dios en el corazón humano. Siempre que escuchemos la voz de Dios y nos movamos conforme a ella nuestros pasos estarán en el sendero de la vida y del gozo eterno. Todo está hecho por Cristo para que tengamos victoria sobre los afanes de este mundo y para que seamos sustentados por Dios, solamente hay que tomar la palabra y creer en Cristo.»

Dios sabe cuántos problemas estamos enfrentando hoy, conoce nuestras tristezas y preocupaciones, pero también espera que conforme a lo que nos ha prometido le imploremos, por que al hacerlo es por medio de la fe y cuando nuestra fe se ejercita participamos de Cristo más profundamente, así somos bendecidos espiritualmente y Dios responde a nuestras plegarias. La fe crece por el conocimiento de la palabra de Dios y cuando la fe crece por el conocimiento conocemos más a Cristo y confiamos en su voz.Hagamos que se vaya de nuestra vida todo el miedo ante los problemas, que seamos llenos de paz para acabar con la inquietud, ya que si en verdad tenemos fe en Cristo nada nos puede separar de él, y si él está con nosotros significa que todo está bien. Reconozcamos nuestra necesidad de Cristo, y por lo mismo la necesidad de atender y atesorar la palabra del evangelio y cedamos ante esta con toda humildad como una oveja. Dejemos que Cristo nos guíe, aceptemos su ayuda, porque si no es así, lo único seguro en nosotros es la destrucción, porque para eso vino satanás, para destruir y matar. Escuchemos la voz de Cristo y recibamos la vida eterna.

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