La presencia de Dios y su poder nos mantiene a salvo

Cuando confiamos en Dios el peligro está controlado, cuando ponemos nuestras vidas en las manos de Dios de ahí nadie puede arrebatarnos para acabar con nosotros. Dios nos brinda seguridad y nos fortalece, porque finalmente sí tenemos que enfrentar las adversidades y angustias que son reales en este mundo. No podemos depender de nuestras fuerzas en esta vida de tribulaciones, porque todo eso nos sobrepasa.

«La presencia de Dios nos envuelve como la luz en las tinieblas, por eso nuestra vida es victoriosa cuando Dios está con nosotros, ya que el poder de satanás no puede devorarnos, precisamente porque estamos bajo la luz gloriosa que derrota a la oscuridad. Dios nos libera del poder de satanás por medio de Cristo y nos fortalece todo el tiempo por medio del evangelio para que no caigamos de nuevo bajo la influencia de satanás y para que siempre estemos perseverando.»

Dios infunde poder en quienes humillados buscan su presencia reconociendo impotencia espiritual, aceptando la provisión espiritual de Dios para ser llenos de vida y de fortaleza. Dios obra en nosotros para que siempre estemos prestos y listos para vencer, por eso hay que tomar su palabra porque nos alimenta, nos nutre, consuela y nos da a conocer todas las promesas divinas, así podemos vivir con gozo, esperanza y somos animados para no dejarnos devorar por el mal.

No tengamos miedo a nada y no perdamos el gozo de la salvación por situaciones difíciles de este mundo. Confiemos siempre que la obra de Dios es permanente para mantenernos salvos y para que siempre disfrutemos de él y de la bendición de la salvación. Con la ayuda de Dios en lugar de perder la salvación, el gozo por la salvación se convierte en fortaleza para superar las aflicciones. La debilidad humana dejará de ser la razón de nuestra destrucción si nos amparamos en el poder de Dios. Si hoy sufres dolor, si estás siendo probado y si estás en peligro, debes tener calma, no tengas miedo y clama a Dios porque así experimentarás el maravilloso poder de Dios y la salvación. 

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