En todas partes podemos ver las bondades de Dios y nuestra vida es objeto de su gracia porque siempre está derramando sus bendiciones. Los que somos salvos podemos tener la garantía de que Dios hará que en nuestra vida ocurran solamente cosas buenas aun en las crisis difíciles del diario vivir. Aprendamos a ver las bendiciones de Dios en nuestro interior y a valorar todas las cosas eternas y celestiales que nos ha dado.
«Dios quiere que tengamos comunión con él, porque todos los bienes que ha decretado los podemos recibir cerca de él. La maldición en la vida humana y toda clase de miseria es la consecuencia del pecado que separa a la humanidad de Dios. Por Cristo tenemos acceso a Dios y así es como por medio de él Dios llenará de bendiciones nuestra vida a través del paso del tiempo.»
Tengamos la seguridad de que Dios quiere que todos los días cosechemos de sus bendiciones. Para Dios somos sus hijos amados y quiere darnos lo que necesitamos para que estemos contentos y satisfechos. El que tiene fe en Dios sabe que él existe y que bendice a todo el que se acerca a su presencia. Pongamos nuestra dependencia en el sacrificio de Cristo para que Dios nos reciba y nos perdone de todos nuestros pecados y así podamos disfrutar de todo lo demás que quiere darnos.Todo funciona en la tierra porque Dios está involucrado en el tiempo, en la historia y en cada suceso para que disfrutemos de sus bendiciones. Si no fuera por la gracia de Dios y por su poder la tierra ni siquiera pudiera producir. Esto quiere decir que en todo debemos aprender a depender de Dios, hay que reconocer su nombre y ser agradecidos dándole toda la gloria y viviendo para su alabanza. La única manera de disfrutar de las bendiciones eternas y cotidianas de Dios es que tengamos comunión con él y vivamos cada instante de la vida honrándolo y dependiendo de él.