Dios responde a nuestras oraciones para que podamos superar la adversidad

Tenemos que buscar a Dios para que nos ayude, porque si el miedo toma lugar en nuestras vidas no nos dejará vivir la fe. Nuestra confianza en Dios debe ayudarnos a vencer el miedo, porque con la fe podemos experimentar la bendición de la presencia de Dios en nuestras vidas. La fe en Cristo es la seguridad de que participamos de su obra en la cruz y que Dios cumplirá sus promesas en nosotros.

«La presencia de Dios es amorosa, porque si él está con nosotros es porque ha cubierto todos nuestros pecados con la sangre de Cristo y nos ha dado la salvación. Para Dios lo más importante en nuestras vidas es que Cristo esté presente y tengamos la llenura del Espíritu Santo, es decir, que creamos en Cristo y tengamos su sello. Con el evangelio tenemos la fortaleza para avanzar y el Espíritu Santo por el evangelio nos hace decirle a Dios Papá y así es como con seguridad podemos buscar su ayuda para superar nuestros miedos ante el mal.»

Oremos a Dios porque al estar en Cristo nos atenderá con amor, porque el sacrificio de Cristo es para que Dios nos de todas las cosas y para que nos ayude a llegar hasta la gloria celestial. Así que, no miremos las adversidades como para paralizarnos, y ni confiemos en nosotros mismos, mejor busquemos a Dios, oremos sin cesar y cultivemos la comunión con él, porque Dios está dispuesto para bendecirnos en gran manera y llenarnos del valor y de la fortaleza para que nada nos detenga mientras seamos peregrinos en este mundo difícil.No pongamos como pretextos las adversidades para querer justificar nuestra apatía, ni pretendamos creer que Dios pasará por alto nuestra falta de frutos por los ataques del maligno, porque verdaderamente podemos salir adelante, ya que tenemos la promesa de Dios, de que él atenderá nuestras oraciones.  Que nada nos asfixie, que nada nos mantenga hundidos en la derrota, mejor seamos alentados y llenos de vida con la gracia de Dios y vivamos la victoria con su poder, porque él nunca dejará sin respuestas a las oraciones de sus hijos, pues no permitirá que seamos sometidos por el miedo.

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