Nuestra mente y nuestro corazón necesitan la paz de Dios para poder afrontar las tribulaciones, porque la paz nos da la capacidad espiritual para confiar que Dios está de nuestro lado y podemos esperar con calma su ayuda. Incluso, cuando estamos en medio de una dificultad, con la paz podemos estar experimentando la presencia activa de Dios para nuestro beneficio.
«En la presencia de Dios podemos descansar seguros de que no nos desprecia porque ya fuimos reconciliados con él al creer en Cristo y por eso mismo nos brinda seguridad para superar los males de este mundo. La angustia no nos debe quitar la paz, ya que en realidad Dios quiere que seamos más llenos de paz en esos momentos al clamara a él con fe.»
Porque Cristo ha establecido una relación de paz con Dios podemos esperar todo lo bueno en Dios y también tenemos la libertad para poder buscar en Dios todas las cosas, tenemos acceso a Dios y esta actitud de fe no quedará sin frutos, ya que Dios ha dispuesto de acuerdo con todas sus promesas ayudarnos prontamente y de la mejor manera en todo.La paz que Dios nos da tiene el propósito de ser experimentada, no que sea explicada, pero en esa experiencia de paz se manifiesta cuán necesaria es para nuestra travesía en este valle de tanta angustia. La paz es una bendición protectora que Dios nos da, para que no perdamos el control en la adversidad, porque hace que mantengamos nuestra mente y corazón en Cristo, lo cual es igual a que toda nuestra vida descansa en Cristo y está segura en esos tiempos tormentosos de la vida.