Dios es tan bueno con nosotros que por medio de Cristo se hace presente en nuestras vidas y nos da un lugar ante él como sus hijos. Dios es santo y nos ha santificado en Cristo Jesús, es decir, pudiéndonos haber dejado bajo maldición y condenados, nos ha elegido para su gloria en donde verdaderamente podemos disfrutar hoy, y más en la gloria celestial.
«Hoy podemos tener comunión con Dios por su puro amor, por eso debemos disponer nuestra vida para su alabanza y servicio en este mundo. Hoy todos debemos aprender a confiar en Dios porque su plan es bueno y perfecto. Dios nos ha demostrado que quiere para nosotros la salvación y la vida eterna, por eso nos dio a Cristo para que nos librara de la maldición.»
Hay que aprender a buscar todas las cosas que necesitamos por medio de Cristo y de la misma manera cada día hay que renunciar a nuestro yo pecador y que se revela contra Dios, porque lejos de Dios nada bueno podemos recibir.
Nuestra santificación es también nuestra tarea diaria por medio de Cristo, debemos creer que su sangre nos limpia de todo pecado y que el poder de su sacrificio nos transforma de manera permanente. En vano es todo esfuerzo humano si no nos valemos de la gracia y de sus medios para que podamos madurar cristianamente.
Hay que aceptar que el proceso de nuestra perfección durará hasta el día en el que Cristo venga y nuestros cuerpos sean resucitados y los vivos sean transformados, pero mientras tanto, nos corresponde perseverar en Cristo buscando honrar el nombre santo de Dios y en ello hay deleite para nuestra alma.
Roguemos siempre a Dios que nos enseñe a vivir en su presencia, que nos transforme con la palabra del evangelio mediante el poder del Espíritu Santo, porque nosotros no podemos lograr solos esto que Dios espera de nuestras vidas. Nuestra vida a la imagen santa de Dios es su plan y por eso ha comenzado esta obra que terminará, en esto debemos confiar y esperar.
No seamos soberbios ante la confrontación de la Palabra de Dios, y hay que tener la decisión y el carácter cristiano para ser hacedores de la Palabra de Dios mientras despreciamos el sistema de este mundo, porque el que vive conforme al mundo es despreciado por Dios y sufrirá el calor de su ira, por lo tanto, debemos buscar ser santos como Dios es santo, pero esto es posible únicamente por su gracia en Cristo.