Dios reveló, tipificó y prefigura a Cristo a través de las promesas y bendiciones en su pueblo. No negamos que Israel como pueblo de Dios haya disfrutado de lo que Dios hacía entre ellos para anunciar a Cristo como la mayor y fundamental bendición para la humanidad, pero siempre Dios estaba hablando acerca de Cristo cuando obraba en su pueblo. El deseo de Dios siempre ha sido estar entre su pueblo para que este disfrute de él para siempre, por lo mismo, el pueblo debe reconocer a Dios como su Dios.
“11 Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; 12 y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.” Levítico 26:11-12 RVR1960
El método de Dios para manifestarse en su pueblo con promesas y bendiciones es por medio de Cristo, porque solamente a través del sacrificio de Cristo encontramos perdón de pecados y ahí queda pagado nuestro castigo por pecar en contra de Dios. Lo que nos da el verdadero bien es la presencia de Dios, es la relación con él, porque esto es lo que trae las bendiciones que necesitamos; así recibimos la salvación, la vida eterna y tenemos como herencia el reino celestial.El rechazo de Dios a la humanidad es por causa del pecado, y en esta condición se vive la peor miseria espiritual y además bajo condenación. Hoy todos debemos aceptar el problema del pecado en la vida, pero también con fe debemos aceptar a Cristo, porque Dios nos lo dio como la respuesta y como la solución para nuestra vida. Solamente por la fe en Cristo podemos gozar de la bendición de tener a Dios como nuestro Dios y su manifestación bondadosa en nosotros y con nosotros.La presencia de Dios está prometida para estar con nosotros de manera permanente; así tenemos la garantía de que todo estará bien en nuestra vida, aquí en la tierra y mucho mejor en la gloria celestial. Vivir la vida en la presencia de Dios, es estar enfocados en el evangelio; en Cristo, y esto es estar todos los días practicando nuestra fe conforme a la Palabra de Dios. En la Palabra de Dios están todas las promesas para nuestra vida, ahí está la voluntad de Dios, la cual debe ser considerada siempre, porque de ese modo es cómo podemos glorificar su nombre y ser bendecidos en Cristo. Así que, procuremos ahora mismo en Cristo, que Dios sea nuestro Dios y disfrutemos su presencia.